EXHORTACIÓN
PASTORAL
Sobre
la dramática situación social, económica, moral y política que vive nuestro
país
“El
Señor es un refugio para el oprimido, un refugio en momentos de peligro”. (Sal
9,10)
1. Los Arzobispos y Obispos de Venezuela,
con ocasión de la reunión de Comisiones Episcopales, que estamos celebrando del
13 al 15 de octubre de 2020 a través de medios electrónicos, movidos por la
fuerza del Evangelio y por nuestra condición de pastores al servicio del Pueblo
de Dios y en comunión con todos aquellos que buscan la luz de la verdad,
queremos compartir con toda la comunidad nacional e internacional algunas
reflexiones sobre la dramática situación social, económica, moral y política
que vive nuestro país.
2. Son ya conocidas las angustias y
carencias que sufre el pueblo de Venezuela, desde la escasez y el
desabastecimiento de alimentos, pasando por la deficiencia de los servicios
públicos, hasta el irrespeto de sus derechos más elementales. Esta problemática
se ha visto potenciada por el surgimiento de la pandemia del COVID-19, que va
dejando su estela de dolor y muerte en todos los rincones de nuestra geografía.
Son muchos los que se sienten angustiados e indefensos, sin posibilidades de
enfrentar una crisis que los lleva a situaciones límites de inseguridad y
precariedad personal y familiar. La Iglesia católica, a través de sus
instituciones y parroquias, acompaña de cerca la vida de nuestro pueblo, e
intenta suplir sus necesidades prioritarias, desde sus limitadas posibilidades,
competencias y permisos que le otorgan. Pese a todo, reiteramos nuestro firme
compromiso de seguir descubriendo y sirviendo a Jesucristo en nuestros hermanos
necesitados (cf. Mt 25,31-40).
3. El Ejecutivo Nacional ha demostrado su
incapacidad para dar respuesta a los grandes problemas nacionales y sus
actuaciones tienden a agravarlos. A todas luces, aparece que su único objetivo
es permanecer a toda costa en el poder, sin importar cuanto sufrimiento traiga
eso al pueblo venezolano. Por su parte, los sectores de oposición se muestran
divididos y sin presentar una alternativa verdadera de cambio. Tanto el
oficialismo como la oposición no presentan un proyecto de país que logre reunir
y convencer la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano de vivir en justicia,
libertad y paz. Venezuela reclama a gritos un cambio de actitud en toda la
dirigencia política. Como bien lo ha señalado recientemente el Papa Francisco,
“hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común”
(Carta Encíclica FRATELLI TUTTI, n. 154). No se toma en cuenta la dignidad de
las personas, sobre todo de los más vulnerables: “El desprecio de los débiles
puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para
sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los
poderosos. En ambos casos se advierte la dificultad para pensar un mundo
abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que
respete las diversas culturas” (Carta Encíclica FRATELLI TUTTI, n. 155). La prioridad es la gente, el bien común, y no
los intereses personales o de grupos, sean estos de una u otra ideología
política.
4. Los ciudadanos agobiados por esta
situación, cansados de no encontrar respuesta a sus justos reclamos y
sintiéndose engañados por las reiteradas promesas o propuestas sin
cumplimiento, ejercen hoy por doquier, de modo casi espontáneo y con una
organización local, su derecho constitucional a la protesta pacífica. Sin
embargo, reciben como respuesta de las autoridades la censura informativa, la
represión de los organismos policiales y militares y la persecución política
por la vía judicial. Rechazamos este modo de actuación por ser contrario a los
principios democráticos consagrados por nuestra legislación y como un ataque
directo a la soberanía popular que tiene derecho a expresarse. El pueblo
venezolano exige libertad para reclamar sus derechos constitucionales.
5. Observamos con dolor cómo grupos de
hermanos nuestros, vendiendo sus pocas pertenencias, emprenden largas caminatas
desde diversas regiones para salir del país. Más que emigrar, huyen de un país
que no les ofrece garantías de una vida digna. Además de sufrir los rigores del
clima y del cansancio, son sometidos al menosprecio de algunos de sus
conciudadanos. Empeora su situación el maltrato de las autoridades militares y
policiales quienes a lo largo del camino les requisan y les arrebatan sus
pertenencias y el dinero que llevan. En vez de protegerlos, como lo juraron
hacer ante Dios y la patria, los vejan y los consideran como ciudadanos de
segunda categoría. Estas son realidades que claman al cielo.
6. La naturaleza del régimen gubernamental
ha sido puesta en evidencia, una vez más, por el informe del Comité de DDHH, y
el reciente Informe del grupo de expertos de la Misión Internacional
Independiente de las Naciones Unidas y de los informes de la Unión Europea.
Todos estos informes sobre los derechos humanos, demoledores por realistas, se
han quedado cortos en referencia a la realidad que se vive en el país. Los DDHH
no pueden ser solo los de los políticos. La dignidad de las personas es
ampliamente irrespetada en nuestro país y muchas de las situaciones que se
sufren constituyen crímenes de Lesa Humanidad. Es de justicia, por tanto, que
los responsables de las ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas,
detenciones arbitrarias y torturas sean juzgados, y que las instituciones del
Estado actúen, conforme a derecho, para que estos hechos abominables no se
produzcan de nuevo, rompiendo el “círculo infernal” de su carácter sistemático.
La llamada “ley antibloqueo”, aprobada por la ilegítima Asamblea Nacional
Constituyente, es una expresión más de la voluntad del gobierno de conducir a
nuestro país por caminos distintos a la legalidad, y así, dilapidar los
recursos nacionales que son de todos, con el agravante, que ahora pretende
hacerse de forma oculta y totalmente discrecional.
7. El evento electoral convocado para el
próximo 6 de diciembre, lejos de contribuir a la solución democrática de la
situación política que hoy vivimos, tiende a agravarla. Es inmoral realizar
elecciones cuando el pueblo sufre las consecuencias de la pandemia, carece de
las condiciones mínimas para su subsistencia, y no existe transparencia en las
reglas y mecanismos de verificación que deben regir un proceso electoral. Esto
sin olvidar que aún deben realizarse las elecciones presidenciales, pues las
del 2018 estuvieron signadas por condiciones ilegítimas que han dejado al
actual régimen, a los ojos de Venezuela y de muchas naciones, como un poder de
facto. La voluntad mayoritaria del pueblo venezolano es dilucidar su futuro
político a través de la vía electoral. Esto implica una convocatoria a unas
auténticas elecciones parlamentarias y elecciones presidenciales con
condiciones de libertad e igualdad para todos los participantes, y con
acompañamiento y seguimiento de organismos internacionales plurales.
8. Como recientemente señaló el comunicado
de la Presidencia de la CEV, no basta la simple abstención para poner en
evidencia la ilegitimidad del proceso y alcanzar el cambio político tan
deseado. Por tal motivo, las diversas organizaciones civiles, las
universidades, los gremios, las academias, los empresarios y los trabajadores,
las comunidades de los pueblos originarios y los jóvenes deben hacer esfuerzos
en conjunto para restablecer los derechos democráticos de la nación. Para ello
es necesario acompañar la protesta pacífica, cívica y social que hoy se
extiende en todo el país, establecer una ruta clara para la transformación
política, democrática y civil, y superar personalismos que dañan la misión
colectiva de lograr una Venezuela donde vuelva a imperar la justicia y la paz.
9. Ante estas dificultades, invitamos de
nuevo a los fieles católicos y a todos los creyentes a elevar sus oraciones a
Dios para que nos conceda lograr una solución pacífica a nuestros problemas.
Nuestro próximo Beato, el Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, ejemplo de
santidad y civismo, nos señale la ruta para hacerla presente en el hoy de
Venezuela. Nuestra Señora de Coromoto siga haciendo con nosotros el camino para
la conquista de la convivencia democrática y el reencuentro de todos los
venezolanos. Con nuestra afectuosa bendición episcopal.
15
de octubre de 2020
Los
Arzobispos y Obispos de Venezuela
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