Stille Nacht, Silent Night, Noche de Paz…



 Estimados frailes, monjas, amigos y seglares del Carmelo Descalzo:

Nosotros; Llama de Amor Viva (OCDS), tenemos el agrado de dirigirnos a todos ustedes para resaltar ─creémos─ uno de los sentimientos más sublimes del año; evocar nada más ni menos que, la fiesta de la Natividad del Niño Dios. No hay ocasión más motivadora y llena de esperanza que el advenimiento de todo lo que consecuentemente nos trae esta magna celebración.

Quisieramos distinguir un milagro de proporciones bíblicas ocurrido a comienzos del siglo XX y; muy a pesar de haber estado rodeado del ambiente más inhumano y nefasto posible, este místico episodio de nuestra historia muestra una vez más, cómo la llegada de las virtudes teologales derivadas por la presencia del Niño Dios, pueden tornar el corazón más frío y violento en un pesebre cargado de fe, esperanza y amor.

Durante la Noche Buena de 1914; en medio de la 1era Guerra Mundial, los campos de Flanders en el frente occidental de Bélgica, se convirtieron en uno de los escenarios más conmovedores y cautivadores; cuando inefablemente, se abrió paso el espíritu renovador de la Misericordia de Dios. Una muestra indiscutible de que un corazón postrado a Cristo, no puede ser refugio de crímenes y persecución.



No fue sino hasta entrada la noche e inmerso en el frío invernal; tanto del clima como del alma, las tropas alemanas comenzaron a decorar las trincheras con improvisados adornos navideños, decoraciones que fueron acompañadas por aquel famoso villancico austriaco conocido originalmente como Stille Nacht o Noche de Paz.


A lo lejos y durante el taciturno momento, el frente británico reconoció aquel cántico; sumando al eco alemán su contra parte en inglés y, embargados de un sentimiento que tuvo que haber sido más allá de lo descriptible, sucumbieron ante el aplastante amor de Jesús. No ha de extrañarnos que el poder mas estremecedor del universo, haya al menos durante una noche y un día, desarticulado toda operación militar, toda estrategia y todo ataque, produciendo el “cese al fuego” de mayor envergadura de la historia humana.

En la mañana de Navidad, ambos frentes enemigos negociaron una tregua que quedaría enmarcada para la posteridad y; organizando una partida de football, demostraron que ante el poder del amor de Dios, no hay infantería, ni armamento que valga.

Entre cánticos, abrazos, intercambios de bebidas, comidas, cigarros; muy a pesar de todas las carencias materiales que pudieron haber tenido en ese lugar sombrío, transformaron aquel campo de muerte y desolación, en el pesebre de adoración más grande del mundo.



El niño Dios ha nacido una vez más, porque la llegada del Salvador no se centra en los regalos, el pan de jamón, el arbolito o las fiestas, florece en los corazones humanos; lugar donde se marca la paute, la diferencia y el cambio que debiera gobernar en el mundo; en un orbe que por cierto, parece perder la batalla entre agobios y desesperación, hablando de un Dios al cual; al mismo tiempo y de manera antagónica, se aleja cada vez más de Él.

Es por eso que hoy; amados hermanos y amigos carmelitanos, los invitamos a dejarse impregnar de esa sobrenatural presencia que vence todas las batallas, acaba con todas las guerras y depone cualquier arma jamás imaginada. Que el amor de Cristo no sea excusa para otro festejo decembrino; más bien se convierta, en el espíritu que neutraliza toda aspereza del corazón y, traiga el perdón y la tregua que necesitamos en las trincheras de nuestras vidas.

Con una convicción aplastante y respaldada por este hecho histórico de magnitudes épicas sabemos; queridos hermanos, que podemos en la víspera de la Natividad de Nuestro Salvador, otorgarnos un abrazo sin distingo de rangos o condiciónes; como aquel que corrió desde el oficial de mayor jerarquía, hasta el más humilde de los soldados. Hoy más que nunca, podemos y debemos saber que ¡si se puede!

Cobra ahora mucho más valor y sentido aquella famosa frase hebrea: “Hevenu Shalom Aleijem”, (la paz sea con vosotros), porque la historia demuestra que donde entra Jesús, llega la paz. Así que con el mismo tenor y el mismo efecto, les decimos: “Que la paz y el amor de Nuestro Señor Jesucristo y su Sagrada Familia, estén siempre con todos ustedes…” Hagan también en sus campos de batallas, un pesebre de adoración para nuestro amado Jesús. Feliz Natividad del Niño Dios en nuestros corazones.

Un abrazo a todos en Cristo Jesús.

Marcelo de Sta. María de Monte Carmelo
Comunidad Llama de Amor Viva (OCDS)
 

 

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2 Komentar
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Definitivamente Dios nos ha dado la gracia de esta bendecida Comunidad... gracias hermano por tan bello detalle... Es fruto del gran amor fraterno que hemos recibido de Dios... Mil bendiciones en este tiempo tan bello y especial de Navidad 💓💓💓💓👍👍🤗

Balas
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De parte de Fina, nuestra presidenta:
Gracias Santísima Virgen bajo la advocación de María de Monte Carmelo, por interceder siempre por nosotros, con Santa Teresa de Jesús, San Juan de Cruz, Teresita, Teresa de Los Andes y todos los santos y místicos de nuestro Carmelo...

Balas