Durante el
transcurso de este último fin de semana de Septiembre de 2019, la comunidad carmelitana
se reunió para celebrar las Bodas de Plata de nuestro querido Fray Cristóbal
Domínguez. Luego del respectivo acto litúrgico y el evento festivo, fui sorprendido
por una particular y emotiva petición por parte del padre, cuando de manera
humilde nos hace llegar mediante un pequeño escrito; compartir alguna experiencia
de vida lo largo de tantos años de amistad. A continuación, cito textualmente
las palabras recibidas.
“Querido hermano, quiero
pedirte un regalo por mi 25° aniversario de ordenación sacerdotal, la corrección
fraterna nos ayuda a crecer como cristianos y como ser humano, sin el estímulo,
el cariño y la motivación es difícil caminar, en estos 25 años he tenido luces
y sombras, por eso te quiero pedir que me ayudes, dime: un defecto y una virtud
que veas en mí y dime si hay algo que yo te haya enseñado que te ha permitido acercarte
y conocer más nuestro Señor, Dios.”
Como escritor
aficionado no pude evitar responder a su distintiva petición; además de compartirla
con todos ustedes, espero disfruten leerla, tanto como yo disfruté escribirla.
Un abrazo a todos en Cristo Jesús.
El Chocolate de Fray Cristóbal
Escribir para hablar de una debilidad o limitación tuya,
sería para mi familia tratar de buscarle un defecto al pastel de chocolate. A veces
un pastel podría tener detalles de horneado, esponjado, presentación o
cualquier otra cosa que pueda ver un pastelero; pero en nuestro caso…vamos, lo
importante es el chocolate, en casa no se va a perder ningún pastel con
chocolate.
Han sido muchos los cambios que hemos experimentado
con el correr de los años, he vivido experiencias gratas y amargas y varias de
estas, han dejado cicatrices o consecuencias que hubiera querido no tener; a
pesar de cada herida y lo superficial o profunda que puedan ser, cada una de
ellas han contado con el bálsamo de tus consejos.
Has estado en un sin número de ocasiones importantes
de nuestra vida; bautizando a mis hijos, entregándoles su primera comunión,
bendiciendo el hogar, otorgándonos tu valioso tiempo y muy especialmente,
trayéndonos esperanza para vivir una vida mejor en Cristo. No se trata de la
simplicidad de cumplir doctrinas o de asistir los Domingos a Misa; sino más
bien, de ayudarnos a entender el milagro de la misericordia de un Dios que a
pesar de todos nuestros errores; siempre está ahí para recibirnos. Reflejas y representas
en muchas formas, la Iglesia que sueño y el Cristo que anhelo.
Como podemos buscar errores en alguien que representa
el verdadero significado de la amistad; amistad incluso a un nivel de servicio,
que dudo haber experimentado con alguien más, con esa forma tan sincera y sencilla
que te caracteriza.
Dios está contigo no sólo por tu orden sacerdotal; es
que realmente se ve reflejado en cada palabra que das, tienes el don de la
palabra de una manera extraordinaria y sabes; por gracias de Dios, darle ese
momento reflexivo a cada angustia, sufrimiento y desesperanza que intenta
desmoronar nuestra paz y felicidad.
Eres nuestro alter ego; estoy seguro que dudas de las
cualidades que Dios te ha dado; lo entendemos perfectamente ya que también lo padecemos,
pero para un mundo que camina ciego, sordo, mudo y estoico ante la injusticia en su máxima expresión, llevas alivio a nuestra cotidianidad; eres por mucho,
el agua fresca de aquel que aparte de tener sed, necesita vaciar el balde de
agua reutilizada; que innumerables veces, ha reciclado hasta el cansancio para
poder lavar sus lágrimas.
Querido amigo, que podemos decir que no sepas ya, cada
momento de duda en nuestro hogar viene acompañada con la frase “…Háblalo con
Cristóbal…” Tú haces de la Iglesia un lugar de confianza, porque a pesar de
este antagónico y confuso momento de escepticismo, eclecticismo y sincretismo
que sumerge a nuestro país, no hay persona que referida a ti, no se vaya con
una impresión distinta de nuestra Iglesia. Devuelves la fe en el sacerdocio a
quienes te conocen y elevas valores como el respeto, la consideración y el
estímulo a la superación personal en cada uno de nosotros.
¿Qué tienes defectos…? Estoy seguro que sí, pero tus
defectos o debilidades como humano, son tan útiles como las de Pedro y Pablo;
que siendo uno pescador sin preparación y el otro; prácticamente un
académico, dejan al olvido y sin importancia cualquier rasgo negativo. ¿A quién le importa la intelectualidad de Pedro?; ¿A quién le importa el pasado
de Pablo…? La Iglesia no se concibe sin su aporte; y el sacrificio del Señor no
hubiese podido ser conocido sin el trabajo de los apóstoles. Ellos son el chocolate
de la Iglesia, quizás a la Iglesia; le pudiese faltar horno, presentación o
esponjosidad… pero vamos… hay que ver el chocolate que tiene.
Ahora te preguntas y dudas sobre, “el Cómo”; o si has
impactado nuestras vidas para acercarnos al Señor… Quizás la pregunta sea
retórica por demás; porque como solía decir el Dr. Caldera,
“…Voy a ser diáfano y enfático con lo que voy a decir…” A nadie le importan las
debilidades de Fray Cristóbal, porque quizás pueda faltarte horno; presentación o
esponjosidad… ¡Pero Macho!… ¡Hay que verte el chocolate!
¡¡¡Felicidades por ese 25° Aniversario,
Te queremos mucho!!!
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