El vocablo “Carmelita” remonta su origen al Monte Carmelo;
montaña ubicada en las cercanías de la ciudad de Haifa en Israel. Aunque el
Monte Carmelo posee una historia vinculada al profeta Elías, no fue hasta
muchos siglos después que obtuvo su relación con el nacimiento de la Orden de
los Carmelitas.
Según relatos históricos que datan desde las cruzadas, fue cerca del año 1155 cuando un grupo de soldados y peregrinos decidieron hacer vida comunitaria en este santo lugar; fue ahí donde el llamado, la oración, la meditación, la contemplación y el trabajo, dan origen a nuestra orden. Esta forma de vida nos introduce al término “ermitaño” y a su particular estilo ascético.
A principios del siglo equis palito, palito, palito; es decir s. XIII, San Alberto Avogadro (Obispo de Vercelli y Patriarca de Jerusalén) redacta la primera norma de vida para los ermitaños entre el 1206 y 1209, la cual no tomó el estatus de regla hasta el 1247; gracias al Papa Inocencio IV, otorgándoles también el inicio oficial dentro de la Iglesia Católica y el reconocimiento del título mariano a través de la constitución “Devotionis Vestrae”. Aunque San Alberto no es carmelita, es celebrado y reconocido por toda la orden, debido a ser el primer legislador de esta.
Nace entonces la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo; del latín, Ordo Fratrum Beatissimæ Virginis Mariæ de Monte Carmelo, también conocida como Orden de los Carmelitas. Pero no es sino hasta el siglo XVI y posterior al proceso de la reforma (impulsada por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz) que se funda la Orden de los Carmelitas Descalzos, de su nombre original latino, Ordo Fratrum Discalceatorum Beatissimae Mariae Virginis de Monte Carmelo.
Es de esta manera como surge la Orden de los Carmelitas Descalzos, la cual basa su espiritualidad en una regla exigua en normas disciplinarias, pero abundante en motivar al espíritu a la meditación continua, la oración, el recogimiento y la búsqueda de Dios, características que hasta hoy siguen siendo pilares que distinguen e identifican a los carmelitas en general; bien sea en cualesquiera de sus tres ramas (Frailes, Monjas o Seglares), el espíritu del Carmelo reposa en la sencillez y en las virtudes conferidas desde sus orígenes.
Como información adicional, es notable destacar que uno de los símbolos que mayormente identifican a los carmelitas es su devoción por la Virgen del Carmen, la cual marca de una manera particular a todos los miembros del Carmelo con un hecho característico; el uso del escapulario. Fue un Domingo 16 de Julio de 1251; en Cambridge, Inglaterra, cuando tuvo lugar esta sagrada manifestación de la Virgen María, donde le otorga a San Simón Stock este insigne sacramental. Según registros de historiadores, este trascendental hecho vino acompañado de las siguientes palabras de Nuestra Señora.
“Toma hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confraternidad, para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quien quiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia”.
He aquí amigos un poquito de historia, un pedacito de nuestra identidad y un fraterno abrazo a todos. Que el Señor les bendiga hoy y siempre.
Un abrazo a todos en Cristo Jesús
1 Komentar
Gracias hermano Marcelo por tu generoso servicio a la Comunidad OCDS, que el Señor te siga bendiciendo y nuestra Madre Reina y Hermosura del Carmelo te cubra con su manto protector.
BalasFlor María Bravo G., ocds